en preparación sobre IRENE NÈMIROVSKY



LECTURAS PARA ÉPOCAS DE DESCANSO

 La Lectura, como toda afición, requiere tiempo y no ser descuidada; por ello en ocasiones aprovechamos los períodos de vacaciones para leer más.  En otros momentos, seguramente porque el ritmo del trabajo y las evaluaciones requieren más y más  de nuestro tiempo libre, no lo hacemos tanto. Los hábitos se generan a partir de la repetición; el hábito lector por supuesto también. Lo ideal… leer un poquito cada día, y quizá un poquito más cuando nuestro tiempo nos lo permite. Ahora llegan vacaciones de Navidad, y es un buen momento para hacer crecer nuestra lectura y así aumentar nuestro ejercicio mental, mejorar nuestra concentración y adentrarnos en otros mundos y situaciones, que de no ser por la lectura desconoceríamos y que van a agilizar nuestras perspectivas y maneras de interpretar lo que nos envuelve.

 

Cada Edad tiene algo que descubrir, algo que nos atrae más; por ello me permito recomendar una serie de títulos, de tipos de lectura o de libros para cada etapa, sabiendo sin duda que much@s niñ@s lectores pueden pasar a las siguientes “plataformas” del juego lector en cualquier momento, al igual que lo hacemos con los videojuegos; y que sólo es un consejo en el que aparecen una serie de nombres y títulos, que por supuesto, no desmerecen a los que haya podido olvidar.

 

Para los que están aprendiendo a leer son más importantes las indicaciones de cómo ayudar al proceso lector, que los libros  en sí mismos, por ello es de vital importancia la figura del que cuenta cuentos, no necesariamente escrito, incluso inventados y/o relacionados con actividades del día a día. A la hora de hablar con los niños es conveniente ampliar  su vocabulario y referirse a las cosas que le rodean desde dos perspectivas: la primera es intentar nombrar los objetos en vez de utilizar los pronombres (ej. “Me pasas el salero” en vez de “me das ésto”, o “mira aquél” cuando podemos describir mira el perro grande”). Y segundo, y no por ello menos importante, el descubrimiento (Preguntas como “Dónde está el ombligo? ,  O explicaciones como “el cuchillo sirve para cortar la carne y el reloj para saber la hora” aquí recomendaría cualquier pictograma lector, quizá el más conocido es THEO . Ahh, y no seamos pesados con el interrogante continuo.

 

De 5 a 8 años, los niños ya empiezan a leer de forma más autónoma, si bien es cierto que hay diferencias entre ellos. Os dejo unos títulos, para que averigüéis cual se adapta mejor a vuestro hijo/hija.  Me parece interesante “Orejas de Mariposa” de Luisa Aguilar, recientemente publicado, son también necesarios los “inventarios ilustrados”, que funcionan a modo de diccionarios visuales sobre diversas temáticas; “León de biblioteca” de Knudsen y Hawkes; o el archiconocido “el pequeño vampiro” de Angela Sommer- Bodemburg, o para más avanzados “el día en que Mamá perdió la paciencia” de Belén Gopegui y Carlos Cubeiro, o las aventuras de “Gerónimo Stilton” o las de “Winnie de Pooh”.

 

De 8-11, etapa donde la búsqueda de la lectura debe afianzarse y donde cada uno puede  crear su afán lector, nos presenta muchas posibilidades, que van desde el cuento (por qué no leer aquellos  tradicionales que nos contaban y ejercitarnos también en saber contarlos); existen grandes recopilaciones de ellos, así como de fábulas. Para los más lectores recomendaría los cuentos de Oscar Wilde: desde los sencillos cómo “el príncipe  feliz” o “el gigante egoísta”, hasta alguno de sus cuentos-relatos como “el Fantasma de Canterville”. También es un buen momento para conocer a Roald Dahl y su “Charlie o la fábrica de chocolate” o sus “historias  extraordinarias”; también Mark Twain y su “Yankee en la corte del rey Arturo” puede ser apropiado. Si alguien los ha saboreado ya debe, sin duda, adentrarse en las novelas de Harry Potter, o bien en “las crónicas de Narnia” de  C.S. Lewis.

 

A partir de los 11 y hasta los 14, seguiría ampliando el párrafo anterior, es decir, irnos a las aventuras fantásticas: Harry Potter (siete títulos de J.K. Rowling) que necesariamente hay que leer por orden, así como la trilogía de Laura Gallego (sin duda una de las mejores escritoras juveniles de la actualidad) de “Las Crónicas de Idhún”; o incluso los conocidos,  también trilogía, “juegos del hambre” de Suzanne Collins. Hablando de Laura Gallego, os recomiendo visitar su web lauragallego.com y mirar toda  su obra  y en especial “la emperatriz de los etéreos”. Para aquéllos que ya ha superado todo esto recomiendo dos autores: Cornelia Funke, conocida por  su “Corazón de tinta”, aunque cualquiera de sus obras os apetecerá; y Patrick Roothfus, que solo ha escrito dos de los tres volúmenes prometidos, pero que es muy interesante, sus títulos “el nombre del viento” y “temor de un hombre sabio”, no os decepcionará. Si queréis autores españoles: Laura Gallego, ya mencionada; Carlos Ruiz-Zafón (“el Príncipe de la niebla” y “Marina”) y César Mallorquí (las lágrimas de Shiva).

 

También en esta etapa recomiendo adentrase en otros dos tipos de novela: la de aventuras, que tan bien diseño Julio Verne, pero que igual se hace un poco tostón (quizás no “dos años de vacaciones”) y que varios autores han escogido, por ejemplo “la isla del tesoro” de R. Louis Stevenson. Y la policíaca donde comenzaría con Agatha Christie, seguramente “diez negritos” o el misterio de la guía de ferrocarriles”, o con el personaje de Sherlock Holmes  creado por Conan Doyle.

 

A partir de los 14 no haría nada más que seguir con la senda ya trazada e incorporaría el teatro a las lecturas, algo del teatro del absurdo español, como “Eloísa está debajo de un almendro” de Jardiel Poncela o alguna tragedia shakesperiana al estilo de “Romeo y Julieta”. Para los que ya leyeron a Zafón recomendar su “Sombra del viento”, buen momento también para conocer a Eduardo Mendoza y su detective loco, por ejemplo en su reciente “el secreto de la modelo extraviada” o su  “sin noticias de Gurb”, sin duda un momento para reírse con la lectura. También es momento para empezar con la novela histórica, o ambientada históricamente, y aquí me decanto por Arturo Pérez-Reverte (sus novelas sobre el Capitán Alatriste, o bien “el maestro de esgrima”, “el club Dumas” o “el francotirador paciente). Para el que siga con el género fantástico incluir la saga “divergente” creada por Verónica Roth.

 

Y, ya para acabar, para aquellos que no dejamos de leer y que nos da igual la edad y el género, recomendaré tres de mis últimas lecturas: “La mujer de la libreta roja” de Antoine Laurain( historias paralelas que al final se encuentran) “Todo esto te daré” de Dolores Redondo (reciente premio Planeta y novela que te engancha de principio a fin) y “Falcó” de Arturo Pérez-Reverte ( última novela del autor ambientada durante la guerra civil española siguiendo el  modelo de la novela negra americana ).

 

Buena lectura y Navidad 2016-17

 

 

 


 

La Felicidad: su búsqueda                                                   

 

 

            Muy rápidamente queremos saber  su definición, para, a partir de ahí, intentar conseguirla: la Felicidad pertenece al interior; es un estado de ánimo, un sentimiento. Aunque constantemente buscamos fuera y en los demás algo que nos "siente bien" en el corazón... podríamos decir que la Felicidad es la alegría del corazón, sentirse bien con lo que tenemos, con lo que somos y seguramente ser valorado y aceptado por lo que soy (amable, buen compañero, honrado, responsable, trabajador, honesto...) y no por lo que tengo (un descapotable, un chalet en la playa, una cuenta en el banco con muchos ceros a la derecha, un físico de impresión...)

            La Felicidad se basa en conseguir metas y objetivos, que por supuesto, son diferentes para cada uno de nosotros. Existen objetivos a muy corto plazo (salir de noche, ligar, sacar el carnet de conducir...) y que si no cumplo me da la impresión de que estoy insatisfecho; hay otros a más largo plazo (tener familia, formarme, dedicación a los demás, ver crecer a los hijos...), en ocasiones unos se complementan con los otros; pero no debe llevarnos a confundir Satisfacción con Felicidad.

            Si presuponemos que Diógenes no era feliz porque no tenía nada, nos referimos solamente a lo material, pero no pensamos en lo espiritual (donde seguramente era un hombre pleno y lleno de riqueza). En ocasiones  la búsqueda de la felicidad empieza con el intento, con una reflexión en el punto de partida... porque si sólo esperamos que un día se cumplan las cosas que anhelamos y deseamos y no nos dedicamos a celebrar el día que vivimos, no estaremos satisfechos; quizás no valoramos lo suficiente que el hecho de vivir es en sí un motivo de alegría y satisfacción, y motivo que como al "Sombrerero Loco" de " Alicia en el país de las Maravillas" debe llevarnos a celebrar constantemente el día del  "no cumpleaños".

            La felicidad y su intento de encontrarla deben estar en relación con lo que yo valoro, si es lo estético o lo bello me  puede llevar a admirar los cuadros de los mejores pintores o llorar al escuchar el final de "Tosca". Pero puedo considerar que me llena profundamente el cuidar de los otros, el ser capaz de calmar el sufrimiento, cuidar el entorno donde vivo... parecen objetivos muy en desuso, y difíciles de encontrar en la actualidad y que sólo personajes tipo Diógenes se daban en el pasado, también hoy día tenemos esos modelos (Teresa de Calcuta por ejemplo), pero hay que darles el valor que se merecen.

    Alguno es posible que dé mucho valor a lo económico, al tener muchas cosas y ganar mucho, trabajar a todas horas para tener más, y lamentablemente olvidarse que para ser feliz hay que vivir más. Otros valoran de forma importante el ser reconocido socialmente, ser aceptado y tener lugar en la sociedad... y posiblemente todos queremos un "cachito" de todo eso.

             Un indicador importante es saber ¿cómo me siento?: completo, feliz, alegre, desdichado, envidioso... todo ello me dará respuestas para empezar a buscar lo positivo, la Felicidad con mayúsculas, y seguramente sólo su búsqueda ya valdrá la pena; como cuando éramos más pequeños y el hecho de jugar al escondite ya se convertía en algo maravilloso, encontrásemos o no al que se escondía.

 

Manuel Bonmatí

9 Noviembre 2002